Mucho se habla acerca de la empatía en estos tiempos. Y es que de acuerdo con algunos estudios, las redes sociales nos han alejado unos con otros. El estar pegado a la pantalla de un ordenador esperando e-mails, mensajes o likes, hace que la percepción de la vida cambie. Pero cabe la pregunta ¿Qué es la empatía? ¿Nacemos empáticos o nos vamos desarrollando? Analicemos a continuación.
En qué consiste la empatía y de donde proviene
De acuerdo con el término griego Empathéia, este consiste en “sentir afecto”. Sin embargo, en la actualidad su significado viene a ser “sentirse dentro de” y representa el ver las cosas desde el punto de vista del otro. Y es que una de las cosas más difíciles en el mundo es mantener las relaciones humanas, de ahí es que hemos vivido en una constante guerra prácticamente.
En el ámbito de las relaciones interpersonales, la empatía consiste en “ponerse en los zapatos del otro”. Además, implica el desarrollo de la inteligencia emocional, que comienza desde la infancia. Es importante destacar que los neurólogos atribuyen la capacidad de ser empáticos a las llamadas neuronas espejo. Son estas las que permiten imitar y captar los estados emocionales de otras personas.
Ya desde los tres meses el bebé desarrolla la llamada “empatía primitiva”, que comienza a raíz del contacto con adultos. Es por ello que la presencia cariñosa de los padres durante los 10 primeros años es importante y no se deben pronunciar palabras como “deja de llorar” o “cuidado y vas a llorar”, etc. Cualquier cosa que busque reprimir los sentimientos debe evitarse.
Un niño al que se le atienden sus quejas y se siente querido, probablemente desarrollará una mayor empatía. Esto es porque puede escuchar sus propias emociones y las de otros con mayor facilidad.
Un ser empático ¿Nace o se hace?
En películas como “Tenemos que hablar de Kevin”, vemos cómo el joven muestra signos de poca empatía desde sus primeros años. Muchas personas señalan que es porque el psicópata nace y que la madre fue sometida a un sino inevitable al lidiar con su pequeño monstruo. Sin embargo, si vamos más a fondo, nos daremos cuenta del rechazo inicial que ella ya sentía por su hijo y algunas cosas que no debió decirle durante su desarrollo.
Si bien algunos niños nacen más o menos predispuestos a la empatía y a la sociabilización, esta es una cualidad que puede y debe desarrollarse. Más aún en estos tiempos, en donde las pantallas de los dispositivos móviles han resultado nuestros mejores amigos.