Al igual que como sucede con las drogas, ciertas situaciones pueden generar adicción. Sin embargo, la mayoría de estas resultan dañinas para la persona que las vive. Las adicciones emocionales son conductas que se podrían catalogar como autodestructivas o circunstancias que el individuo sabe que son nocivas, pero no puede salir de ellas (o no quiere). A continuación, te explicamos un poco más sobre el tema.
Situaciones que podrían considerarse adicciones emocionales
Existen múltiples situaciones o conductas que están catalogadas como adicciones emocionales. Entre las más comunes, podemos encontrar:
- Trabajar más de 12 horas diarias y “nunca tener tiempo” para poder salir con nuestros amigos, compartir en familia o para nosotros mismos. A esto se le considera una adicción al trabajo y detrás de ello se oculta una gran ansiedad.
- Tener una pareja que nos maltrata o que nos coloca en situaciones indeseadas y no poder renunciar a esta.
- Ser víctimas de un jefe maltratador, que nos descalifica y nos paga mal, pero sentir que no podemos conseguir un mejor empleo.
- Adicionarnos a los videojuegos y estar en ellos durante más de 4 horas diarias. Esto también puede ser relativo a los juegos en línea o a los casinos, por ejemplo.
- No poder estar sin nuestro dispositivo móvil más de dos horas.
- Tener una adicción al hecho de no poder mantener parejas. Quejarnos de que “nadie sirve”.
- Consumir productos innecesarios y gastar nuestro dinero en compras inútiles.
- Obsesionarnos con alguna filosofía, religión o estilo de vida al punto en que no nos deja vivir en paz.
Por qué se producen las adicciones emocionales
Casi todas las adicciones emocionales se producen por una baja autoestima. La configuración del individuo se desarrolla con fracturas importantes y este necesita de algo que le genere seguridad pero que al mismo tiempo lo haga sentir mal. Por lo que a veces, las adicciones emocionales resultan incluso más difíciles de superar que las físicas.
Detrás de este tipo de fijaciones suelen ocultarse problemas crónicos de ansiedad o depresión. También puede suceder que determinada situación nos coloca en un estado de vulnerabilidad y son terceros los que se aprovechan de nosotros. Por ejemplo, puede suceder que, tras la muerte de un familiar cercano, caigamos en una situación vulnerable y obtengamos un trabajo con un jefe maltratador.
Además, las adicciones emocionales van generando un efecto contrario. Esto quiere decir que la persona se siente segura y libre de ansiedad al principio y luego esta adicción se transforma en su fuente de ansiedad y depresión. Por ejemplo, trabajar excesivamente puede ser una forma de “no pensar” en otras situaciones, pero a medida que pasa el tiempo, es una pesada carga que se aúna a los problemas emocionales pendientes por resolver.
¿Cómo saber si lo que padeces es una adicción emocional?
Puede suceder que le dediques muchas horas a tu trabajo o a tu actividad favorita porque te gusta y esto es algo válido. Por ejemplo, los músicos, programadores, atletas o escritores pasan muchas horas inmersos en sus actividades para poder ganar mayor conocimiento y práctica. Sin embargo, si notas que:
- Tus actividades no te están permitiendo tener una vida social como la que deseas (no tienes ni un amigo para compartir y te cuesta encontrar pareja).
- Te sientes cada vez más obsesionado con lo que estás haciendo y no puedes tomarte un descanso ni siquiera durante un día, por lo que siempre te sientes agotado.
- Tu actividad te drena emocionalmente o te hace perder dinero.
- Tus familiares te han tratado de decir que algo va mal.
Probablemente estás llevando a un nivel equivocado tus actividades cotidianas. Un ejemplo de una adicción emocional es la película “Whiplash”, en donde el protagonista busca complacer al director de la orquesta a toda costa, sin importarle ningún otro aspecto de su vida.