Uno de los problemas actuales es la insatisfacción. Esto se debe al constante bombardeo a través de las redes sociales con ideas de éxito y belleza. Si bien es cierto que la realización de nuestros sueños es importante, debemos estar preparados para los obstáculos que podrían presentarse (y que probablemente lo harán) en el camino. Por ello, es importante enseñarles a nuestros hijos a manejar la frustración. A continuación, te damos algunos consejos.
El manejo de la frustración viene del saber vivir el presente
La mayoría de nosotros no vive el momento. Estamos siempre haciendo actividades pensando en “lo que vendrá después” y nos perdemos la vida. Cuando nos levantamos, estamos pensando en todo lo que va a pasar durante el día y nuestra mente divaga acerca de la semana, el mes o incluso años después. Es ahí cuando viene la frustración, puesto que una de las principales actividades para evitarla es vivir en el momento presente con toda nuestra energía en ello.
Uno de los ejercicios que puedes enseñar a tus hijos es el de la meditación. Es propicio que cumplan con sus deberes y que tengan actividades extra curriculares, pero no los atafaguemos para que sean “alguien en la vida el día de mañana”. Es ahí cuando empiezan a generarse las neurosis y los efectos opuestos (a causa del estrés, el niño acaba por odiar todas las actividades que en un principio le produjeron placer).
Cuando el niño esté concentrado en una tarea, no se le interrumpa ni se le apure. También es preciso fomentar tareas que le gusten. En los tiempos actuales no es necesario forzar a nadie a estudiar carreras que no les agrada, puesto que las formas de generar dinero son superiores a través de la web.
El deporte puede enseñarles a nuestros hijos a manejar la frustración
Otras de las actividades que pueden funcionar para enseñar a nuestros hijos a manejar la frustración es el ejercicio en equipo. Jugar baloncesto, fútbol o cualquier deporte que implique una estrategia en equipo para ganar, puede dar grandes lecciones. El deporte está lleno de momentos de frustración, así como de ocasiones en las que es importante la concentración a pesar de las circunstancias externas.
También es propicio enseñar a nuestros pequeños a no hacer determinadas actividades solamente por una presión externa o por el dinero. Estos dos elementos siempre llevan a la frustración tarde o temprano. La mejor enseñanza es hacer lo que les guste, pero “apuntando alto”. No hay carreras u oficios “que no dan dinero”, sino formas de canalizarlas y de ofrecerlas a un público como producto.
Por último, es imperativo el control de las redes sociales tanto para los pequeños como para nosotros mismos. Estar sometidos a mensajes permanentes sobre “cómo debemos ser” “qué no debemos decir” o “cuánto debemos comer” puede ser útil en pequeñas dosis, pero resulta contraproducente a la larga. Además, las informaciones de la web pueden resultar francamente contradictorias y es la experiencia de cada vida lo que hace que sentemos una posición final sobre la realidad.